Hay algo profundamente sagrado en el acto de hablar. Las palabras no son solo sonidos que salen de nuestra boca: son vibraciones, códigos de energía que impactan en nuestro cuerpo, en nuestras emociones y en todo lo que nos rodea.
Cada palabra que elegimos tiene el poder de abrir caminos… o de cerrarlos.
La palabra como vibración energética
Desde una mirada energética, todo en el universo vibra. La palabra hablada también. Cada vez que expresamos algo —en voz alta o en silencio— estamos emitiendo una frecuencia. Esa frecuencia afecta nuestro campo sutil, nuestras emociones, y muchas veces, incluso nuestra salud física.
Las palabras pueden convertirse en puentes hacia la sanación o en muros que nos bloquean. Por eso es tan importante observar no solo lo que decimos a los demás… sino lo que nos decimos a nosotras mismas.
Lenguaje: herramienta alquímica y creadora
Nuestro lenguaje crea realidades.
Cuando repetimos “esto es difícil”, “no puedo”, “no soy suficiente”, estamos anclando esas ideas en nuestro campo energético. Pero también podemos elegir palabras que sostengan, nutran y expandan: “Estoy aprendiendo”, “Me abro a recibir”, “Confío en mí”.
Hablar desde la consciencia es un acto alquímico. Es convertir el miedo en presencia, la duda en posibilidad, la crítica en compasión.
Palabras que abren y palabras que bloquean
El cuerpo lo sabe.
Cuando nos hablamos con dureza, se tensa.
Cuando usamos palabras amorosas, se relaja.
Te invito a observar por un momento cómo cambia tu energía cuando decís cosas como:
“Estoy agotada” vs. “Estoy escuchando lo que mi cuerpo necesita”
“Nunca me sale bien” vs. “Estoy en proceso de aprendizaje”
“Qué torpe soy” vs. “Hoy elijo tenerme paciencia”
No se trata de negar lo que sentimos, sino de nombrarlo desde un lugar más amoroso y expansivo.
Ritual energético: Las 3 palabras del día
Una práctica simple y poderosa para empezar a trabajar con la energía de la palabra:
Cada mañana, elegí tres palabras que quieras sembrar en tu día.
Por ejemplo: claridad – dulzura – confianza
Respirá profundo y repetilas en voz alta, con intención.
Podés escribirlas, llevarlas en un papel o integrarlas como mantra a lo largo del día.
Verás cómo, con el tiempo, tu diálogo interno y tu vibración comienzan a alinearse con lo que verdaderamente deseás manifestar.
Para cerrar…
Cada palabra que elegimos es una semilla energética.
Cada frase, un gesto de creación.
Hablar con consciencia es también amarnos en profundidad.
¿Qué palabras elegís sembrar hoy?